Hoy devuelta del paseo diario, donde todo había sido muy agradable, yo iba cruzando, ya estaba a mitad del paso de cebra, veo al otro lado de la pequeña rotonda que separa el cruce, un auto que venia rápido. Yo continué mi trayecto y el tipo que manejaba, que ademas venia con un niño, acelera aun más, echándome el auto encima.
Lo mire como diciendo "broma esto?!" y el me devuelve la mirada, con un dejo de "muévete o paso encima tuyo". Por supuesto le mostré el dedo, con ilusa sensación de que en algo lo podría amedrentar, pero el tipo, paso tan rápido que, ya ni se veía. Me imagine juntando piedrecitas, así cuando me ocurriera algo similar lanzarcela, pero eso seria devolver violencia con violencia y prefiero cuidar a mi hijo, ante todo.
Seguí mi camino, molesta, pero ya ni tanto, con la sensación de que por más cuidado que tenga siempre hay gente perturbada en el camino y mucho no se puede hacer.
Me nació la inquietud ¿Si el tipo este iba con su hijo, este traspasara su prepotencia al niño?
¿sera que si te ven hacer cierto tipo de actitudes, las imitan y después son de esa manera?
Una persona es la suma de vivencias, crianza, buenas o malas costumbres y del entorno que rodea al niñ@, ya sea, casa, tíos, primos, abuelos,nanas, colegio, amigos, compañeros, profesores.
Cuando pequeños somos esponjas succionando todo lo que vemos, imitamos, luego crecemos y lo imitado se vuelve parte de nosotros.
¿Que un papá de muestras constantemente, de prepotencia y avasallamiento, hará que su hij@ al crecer sea prepotente?
¿Si tiene un padre gentil, educado el niño crecerá con esas características?
¿Un niño, puede obviar esos comportamiento y lo que realmente vale es su esencia?
Quizás da igual como sean sus padres, el niño crecerá y sera una suma de todo.
La respuesta no la tengo.
Personalmente pienso, entregar los valores que creemos necesarios, como padres a nuestro hijo niño.
Más importante que enseñarse a lavar los dientes, que dar las gracias, que hablar ingles y otros tantos. Que aprenda a respetarse, que se valore así mismo, para que cuando sea nuestro hijo adulto, pueda respetar a los otros y valorarlos, no por lo que saben ni por lo que tienen, si no por lo que son.
Yo anhelo ese resultado y creo que puedo llegar a eso, con amor, amor, amor.... todo el tiempo. Eso es ESTAR AHÍ, aunque sean 5 minuto, pero respetar su niñez, su suciedad, su caos, su impetud, para luego limpiar, ordenar y dosificar. Es la tarea más difícil en toda mi vida, pero en eso estamos.
Quizás el hombre prepotente de hoy, ayer fue un niño sin amor.
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