Estábamos mi marido, hijo y yo, apaciblemente un día sábado, cuando todo cambio, nuestro hijo recién cumplido su año de vida, no logro obtener algo que quería y se largo a llorar y no lo podiamos hacer callar.
Pensamos que estaba haciendo su primer berrinche. Lo dejamos sentado en un lugar neutro para que se calmara, dejaba de llorar y gateaba hasta donde nosotros estábamos, donde comenzaba otra vez a llorar. Así estuvimos 20 minutos.
Cuando resolvimos de que esto no era normal, algo le pasaba. Miramos si estaba hecho, pero los pañales estaban secos, si tenia calor, si tenia frió, si tenia hambre, le dimos su leche, pero se calmo un rato pero luego siguio, lo tratamos de hacer dormir, no se durmió pero si se tranquilizo. Lo abrazamos bien y nos quedamos recostados los 3 en la cama. Nuevamente todo volvió a la tranquilidad. Nuestro hijo solo quería cariño, pero como nuevos papis, nos costo un montón entenderle.
Quizás allá sido una pataleta, pero creo que como padres, debemos ser exageradamente creativos, para poder revertir la situación. Es claro que es desgastante energeticamente hablando, pero es nuestra pega y si decidimos tener un hij@ hay que darse el tiempo y al trabajo de hacerlo. No es fácil porque aveces quieres tirarlo por la ventana, pero hay que separar lo que uno quiere por lo que la familia necesita y eso solo lo da la PACIENCIA, el respirar profundo, contar hasta 100 y volver a comenzar.
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