DR. RICARDO CAPPONI M.
Director Centro Educación Sexual (www.CESI.cl)
rcapponi@uc.cl
Fuente el Mercurio 21-06-2012
¿Quién nos protege de los pedófilos? ¿La policía o la educación?
La
reacción histérica que se ha producido en los apoderados de los
colegios a raíz de los últimos casos de pedofilia es una demostración
más de la característica respuesta destemplada de los grupos grandes.
Básicamente, lo han transformado en un tema de policía: la idea
implícita es que cuando logremos encarcelar a los pedófilos, el problema
se habrá solucionado. Es una postura que contribuye más a distorsionar
el problema que a un buen abordaje del mismo. Y ello por tres razones:
Primero:
los pedófilos son psicópatas, expertos en aparentar una vida normal y
evitar ser reconocidos; peritos en tácticas y estrategias que hacen muy
difícil descubrirlos, en especial cuando actúan frente a niños ingenuos y
no educados en estas materias. Los casos reconocidos, los denunciados
-y para qué decir los sancionados- son mínimos en relación con los
ocurridos.
Segundo: entre el 40% y el 45% de los abusadores son
los padres biológicos. Los siguen los familiares cercanos (abuelos,
hermanos, tíos, primos), entre 20% y 25%. Luego vienen los conocidos que
no son de la familia, entre un 15% y un 20%. En un porcentaje levemente
inferior, los padrastros (10% a 15%). Pero sólo entre el 10% y 20% de
los abusadores sexuales son personas desconocidas, o sea, de fuera del
ámbito familiar.
Tercero: aunque no existen mediciones al
respecto, creo que el daño que se les genera a los niños al dibujarles
el ambiente en que viven como plagado de adultos poco confiables y
amenazantes debe ser ciertamente significativo. Además, en este clima el
niño es incapaz de distinguir las caricias amorosas de las mal
intencionadas y, movido por el miedo, queda privado de fuentes de afecto
primordiales, de identificaciones masculinas esenciales para la
construcción de su sí mismo.
Por lo tanto, este no es un tema de policía, sino de educación.
Cuando
sabemos de una denuncia de un abuso sexual, nuestra repulsa se dirige
hacia el perpetrador, lo que es muy comprensible, pero ¿nos preguntamos
por qué ese niño de entre 6 y 12 años, que hoy tiene habilidades tan
desarrolladas en tantas materias, en este tema parece tan ingenuo,
ignorante, torpe y sobrepasado por las circunstancias? La respuesta es
que estos niños no han sido suficientemente educados en la materia.
Los
estudios demuestran que los niños bien educados en el tema saben
distinguir los acercamientos equívocos de los bien intencionados;
denuncian asertivamente cuando se intenta abusar de ellos; no temen a
las amenazas y represalias que esgriman los pedófilos porque las
reconocen como tácticas. Más bien son ellos los que intimidan a los
abusadores. No olvidemos que estos últimos son expertos en abordar a
niños ingenuos, desvalidos, "mal educados", y se alejan de los niños
"bien plantados".
Estos niños bien preparados son capaces de
denunciar los abusos intrafamiliares, tan difíciles de pesquisar, y se
relacionan con los hombres adultos con cariño y respeto, pero sin temor,
sabiendo "qué terreno pisan".
Por lo tanto, los apoderados preocupados, más que gastar energías sospechando de cuanto varón existe en el colegio, harían bien en exigir al colegio la implementación de un programa de educación sexual moderno, que maneje estos temas en forma adecuada, que forme a sus hijos e hijas y los prepare para enfrentar esa realidad.
La participación de los padres en esta formación es
fundamental, y el colegio debe ayudarlos en ello, dándoles la
información pertinente y entregándoles material educativo atractivo,
pedagógico, hecho a su medida, para que lo compartan con sus hijos.
La
"policialización" del tema por parte de los padres encubre dos
reacciones no saludables y que en nada aportan a la solución del
problema: una negación, al no admitir que los niños son seres sexuados a
los que hay que informar con realismo desde muy pequeños; y una
evitación, al no darse el tiempo y el trabajo emocional que implica su
participación activa -activamente positiva- en el tema.